Las ruedas de fibra de carbono se han consolidado como una de las mejoras más deseadas en el ciclismo, tanto en bicicletas de montaña como en bicicletas de carretera. Aunque en el mountain bike su adopción ha sido más tardía, su éxito es innegable, especialmente en bicicletas de alta gama. Su menor peso y mayor rigidez han sido factores clave para mejorar el rendimiento en rutas técnicas y ascensos exigentes.
Sin embargo, la tendencia ha evolucionado, y cada vez más ciclistas con bicicletas de gama media han optado por mejorar su equipo incorporando ruedas de carbono. Esta decisión busca reducir el peso de la bicicleta y optimizar la eficiencia en el pedaleo, tanto en senderos de montaña como en largos recorridos de carretera.
Si te estás planteando cambiar las ruedas de aluminio de tu bicicleta de montaña o bicicleta de carretera por unas llantas de carbono, es importante conocer sus ventajas e inconvenientes antes de tomar una decisión. A continuación, analizamos los pros y contras de esta inversión para que elijas la opción que mejor se adapte a tu estilo de ciclismo.
Punto a favor: son más ligeras
Es la gran ventaja de una llanta fabricada en fibra de carbono. Además multiplica sus beneficios al tratarse del componente en movimiento de mayor tamaño de la bici. Esto quiere decir que el ahorro de peso, en torno a 400 gramos de media por par, se notará mucho más si instalas unas ruedas de carbono que si haces lo mismo con un manillar, la potencia o la tija, piezas más pequeñas que no son tan determinantes a la hora de mover la bicicleta. Por otro lado, el peso de las ruedas en rotación incrementa también la inercia, que es necesario modular a la hora de bajar, o reducir mediante tus fuerzas si subes. El control o reducción de la inercia conlleva un aumento del gasto energético por parte del ciclista. Por esta razón, aligerando el peso en las ruedas no sólo conseguirás rodar más rápido, sino que también ahorrarás fuerzas.
Punto a favor: son más rígidas
El grado de rigidez estructural de una rueda de carbono para mountain bike es mayor que una de aluminio, utilizando menos material. Y en un componente tan importante para una bicicleta como son las ruedas sus beneficiosos efectos se multiplican, al igual que sucede con el peso. Este aumento de la rigidez se traduce en mejores sensaciones a la hora del manejo de la bicicleta. Esta propiedad permite que la inercia quede contenida en la rueda y no se disipe tanto como en unas ruedas de aluminio, consiguiendo flexar menos. Gracias a esto sentirás más el movimiento de la dirección en tus manos, casi como una prolongación de las mismas. Del igual modo, una rueda más rígida y ligera es más controlable en la gestión de curvas, así como en aceleraciones y a la hora de subir cuestas.
Punto a favor: el carbono es más resistente
En este punto llega el momento de desmontar el extendido y falso mito de que las ruedas de carbono son menos resistentes que las de aluminio. La propia composición del material utilizado, el composite de carbono (el mismo que se usa para fabricar los cuadros de las bicicletas), una mezcla de fibras y resinas sintéticas, incrementa la unión de las diferentes láminas de carbono que forman la pieza. Con esto se consigue un material compuesto muy duro, rígido y estable a altas temperaturas, que es capaz de disipar la fuerza de un impacto (como el de piedras, la recepción de saltos o choques) con mayor eficacia. En este vídeo de la compañía de ingeniería estructural Ager puedes comprobar y extraer tus propias conclusiones sobre la resistencia del carbono composite, ante golpes de gran intensidad con respecto a otros materiales, como el aluminio o el acero:
Punto en contra: son más difíciles de reparar
El aspecto que quizás ha alimentado falsamente el mito de la fragilidad del carbono para el mountainbike es precisamente el tipo de rotura del carbono. De entrada recuerda que es mucho más difícil e infrecuente que una llanta de carbono se dañe con un impacto, en comparación con una de aluminio. Pero lo cierto es que, una vez rota, es mucho más difícil repararla, quedando en la mayoría de casos inservible. Por sus propiedades ultrarrígidas y de poca densidad, el carbono se quiebra, se agrieta o parte, mientras que el aluminio únicamente se abolla, permitiendo así que pueda seguir usándose (aunque su compartamiento ya no será el mismo y deberá repararse). Este aspecto es uno de los pocos inconvenientes que ofrecen las ruedas de carbono para bicicletas de montaña. Por la naturaleza del terreno, están más expuestas que las de carretera al impacto de elementos externos, especialmente en las disciplinas más radicales, como el enduro y el descenso, pudiendo partirse y haciendo prácticamente imposible su reparación.
Punto en contra: su precio es más alto
Otra de las barreras para la compra de un set de ruedas de carbono para mountainbike es su alto precio. Siguen siendo más caras que las de aluminio, aunque en los últimos tiempos han llegado al mercado marcas específicas de bajo coste que usan composites algo más pesados. El desembolso medio en un par de llantas de carbono, con sus radios y bujes ya instalados, ronda los mil euros. Por su parte, unas ruedas de aluminio de gama similar tienen un precio por debajo de la mitad, en torno a los 400 euros. El complejo proceso de fabricación de componentes de carbono, que requieren de moldes especiales que aguanten temperaturas muy altas, así como el mayor precio de la materia prima, hacen que el precio final de venta sea más elevado.
Ruedas diferentes, cada uno con su uso
La introducción de la fibra de carbono en las ruedas de mountainbike ha sido, sin lugar a dudas, un gran avance para la disciplina, por sus beneficios anteriormente explicados. Pero el incremento del precio de venta y el alto precio a pagar en caso de rotura, que no significa baja resistencia, son las dos principales barreras a la hora de decidirse por ellas. Por eso, te recomendamos que valores estos pros y contras y que reflexiones para qué finalidad quieres instalarlas. Si eres un obsesionado del peso y tu intención es favorecer una mejora del rendimiento, sin duda la compra de un set de ruedas de carbono es una inversión que amortizarás rápidamente. Si eres un rider amante de las rutas radicales o los descensos, tu decisión deberá ser más meditada. Primero deberás contar con un cierto nivel y experiencia en este tipo de terrenos, saber controlar la bici en pendientes extremas, cortados o curvas cerradas. Una cualidad que acabará por no exponer tanto la llanta a los golpes y disfrutar al mismo tiempo de las mejoras del carbono. Si eres un biker novel, es más recomendable que empieces con unas ruedas de aluminio. Las reparaciones en caso de recibir algún golpe son más sencillas de realizar y más baratas. Además, durante la conducción tendrás sensaciones de control y manejo en las bajadas muy aceptables.